Son tantas las cualidades que nos enamoran del Gin & tonic, que resulta difícil elegir la que nos ha conquistado.
Sin duda, es un cóctel sencillo, fácil de preparar, sumamente versátil y muy refrescante. El secreto, estamos convencidos, se encuentra en su equilibrio, y para alcanzarlo es suficiente prestar atención a los detalles que hacen toda la diferencia.
- Seleccionar el vaso correcto: una copa globo o un vaso de boca ancha ayudará a apreciar por completo las notas de la ginebra, además de poder colocar el hielo sin problema.
- El hielo correcto es fundamental: todo buen cóctel requiere uno de calidad; lo mejor es elegir cubos gourmet de venta en tiendas y supermercados especializados. Se llena el vaso con hielo, refrescando con ayuda de una cucharilla, y con un colador se retira el exceso de agua.
- Cada ginebra es distinta: algunas destacan por sus sutiles notas, mientras que otras son más complejas y aromáticas. Aunque no hay una receta exclusiva, los expertos recomiendan incorporar 50 ml de este destilado en cada cóctel.
- Elegir la mejor agua tónica: la mayor parte de un Gin & tonic se construye con este ingrediente, así que definitivamente se debe usar una de excelente calidad. Se vierten 200 ml de tónica fría, entre 3 y 5 °C, de manera suave, directo sobre el vaso o con ayuda de una cucharilla, cuidando que la burbuja no se rompa. Sólo se remueve dos veces para integrarlo todo.
- Rematar con un buen garnish: su función es potenciar las notas del cóctel al enlazarse con la ginebra y el agua tónica elegidos; es el responsable de aportar frescura al trago. Se puede jugar con elementos de distintas familias aromáticas como frutales, herbales y especiados; o bien experimentar realizando combinaciones. La clave está en mantener el balance entre ellos y no saturar la bebida con aromas que rompan su estructura.
FUENTE:
www.revistaelconocedor.com