Distintas latitudes vinícolas destacan por la elaboración de vinos blancos, lo cual resulta en un sinnúmero de estilos que han conquistado al mundo.
Es bien sabido que los vinos blancos son ideales para beberse en tiempo de calor, en parte por su notable acidez que los hace muy refrescantes en boca, y en otra buena parte por sus notas cítricas o de frutas blancas que los convierten en una opción muy agradable y fácil de disfrutar; además de que, como norma general se sirven fríos, resultan más apetecibles cuando buscamos algo fresco. Aunque estos vinos se han encasillado en esta idea, hay muchos que son perfectos para beber durante la temporada de frío debido a su complejidad aromática y su textura untuosa (incluso casi matequillosa) en boca.
Pueden acompañarse con quesos, pasta o aves, resultando un compañero perfecto para estos alimentos. También es cierto que han ganado popularidad en los últimos años gracias a su calidad y versatilidad que los hace ideales para maridar con alimentos o bien para consumirlos solos. Los representantes más famosos están repartidos en todo el mundo, donde países como Nueva Zelanda, España, Francia, Sudáfrica, Alemania, Austria, y por supuesto México, han podido elaborar blancos de excelente calidad que conquistan al público más exigente.
Sauvignon Blanc
Nueva Zelanda es un pequeño país vitivinícola. Con una superficie vitícola relativamente pequeña de 22.000 ha, produce 133 millones de litros de vino anuales. El crecimiento de este sector ha sido muy fuerte en esta nación, llegando casi a triplicar la superficie de viñedo y el número de bodegas en la última década. En esta región dominan, sin duda, las variedades blancas. Es importante considerar que en los últimos años la demanda, especialmente en exportaciones de vinos blancos, ha aumentado fuertemente y eso se ve reflejado en las nuevas plantaciones.
Los viñedos están ubicados en grandes valles, son suelos ricos y profundos, conducidos en espalderas. Destaca el elevado grado e intensidad del deshojado practicado que ha servido para mejorar la calidad y aromas de estos vinos. Hay que destacar que la uva emblemática es la Sauvignon Blanc que desarrolla aromas de guayaba, frutas tropicales, toronja y notas pirazínicas. Esta uva representa el 58 % de la producción del país, donde también se elaboran buenos ejemplares tintos de Pinot Noir.
Chardonnay
Probablemente es la variedad de uva blanca más conocida del mundo y también una de las más plantadas por su buena adaptación climática. Es nativa de la región francesa de la Borgoña y su origen genético procede de las cepas Gouais Blanc, originaria de Croacia, así como Pinot Blanc. Es una variedad de brotación muy precoz con un periodo corto de maduración. Los racimos son compactos y de dimensiones pequeñas. Las bayas son esféricas y de tamaño mediano, de color verde-amarillo y de hollejo o piel medio gruesa. El mosto por lo general tiene un elevado contenido en azúcares y alta acidez. Su vinificación produce un mosto suave y aromático muy valorado para la elaboración de vinos espumosos, tanto en Champagne como recientemente en la región de Cava.
Los vinos blancos de Borgoña con fermentación o crianza de Chardonnay admiten periodos en barricas de roble que pueden variar de unas semanas hasta llegar a varios meses, durante los cuales se procede al battonage para conseguir un vino de textura más cremosa, y a la vez adquiere aromas a vainilla, coco, tostados y anís. En boca se aprecia untuoso, lleno, sin perder frescor. Los vinos blancos monovarietales de Chardonnay son muy apreciados por su elegancia y refinamiento. Se podría decir que Borgoña ha sido la cuna de esta uva donde el sol de la región francesa da color a vinos dorados.
Albariño
Los estudios morfológicos y genéticos demuestran que la Albariño es una variedad autóctona gallega y su origen es anterior al siglo XIII, por lo que la uva estaba en Galicia mucho antes y se ha ido expandiendo a regiones como Portugal, León, Asturias y Cantabria. Su cultivo suele realizarse en emparrado para conseguir la mayor cantidad de sol posible, ya que en las zonas gallegas el agua es un problema limitante. De aromas frutales, como albaricoque, plátano o manzana, y florales acompañados de finas hierbas, produce vinos elegantes de alta acidez, buena longevidad y paladar contundente.
Las zonas de producción más relevantes se encuentran en las provincias de La Coruña y Pontevedra, donde destacan las subzonas de Condado, Rosal y el Valle de Salnés. Pero no podemos olvidarnos de otras zonas importantes como son Ribeiro, vinos de la tierra de Barbanza e Iria, o los de la tierra de la costa de Cantabria, donde vinos como Viñamar by Nates han conseguido premios internacionales y nacionales que hacen que la uva Albariño sea una apuesta segura para las zonas del norte de España con buena cantidad de precipitaciones. La baya es minúscula y los racimos que forma son pequeños y de compactación media, una uva muy resistente a la Botrytis, pero con poca tolerancia al mildiu y a la sequía. La acidez que produce es normalmente elevada y es una buena base para la longevidad de los vinos de esta variedad, pues tienden a desarrollarse bien en botella, Muchos son los que dicen que deben beberse a los tres años de ser embotellados, por supuesto esto depende del método de elaboración de cada uno de los caldos.
Chenin Blanc
Es una variedad de origen francés procedente del Valle del Loire con una excelente adaptación al terroir mexicano, por lo que la producción de vinos procedentes de esta uva en nuestro país es muy importante. Se cultiva principalmente en Baja California, Querétaro, Guanajuato, Coahuila y Zacatecas, donde se suelen elaborar blends con esta variedad. Es una uva muy sensible a los hongos de madera, al oídio y a la podredumbre gris, pero poco sensible al mildiu. También es muy sensible a las heladas de primavera, ya que brota muy pronto y tolera bastante bien la sequía.
La Chenin Blanc da mostos de alta acidez, por lo que necesita terminar su ciclo vegetativo de manera exitosa antes de ser vendimiada. Si madura adecuadamente mantiene la acidez elevada y desarrolla aromas a manzana, albaricoque, avellana y mazapán, dando vinos interesantes. También puede dar vinos secos muy afrutados, que recuerdan a frutas maduras y que son suaves y frescos. Acepta bien el envejecimiento en barrica, ofreciendo vinos muy agradables en boca.
Sea cual sea nuestro estilo encontraremos un vino blanco que se adapte a nuestro gusto, no importa si nos decantamos por los ligeros y refrescantes o por los robustos con notas de vainilla y destacada untuosidad: el mundo del blanco tiene todo un espectro de posibilidades a ofrecer.
FUENTE:
www.revistaelconocedor.com