La historia más reciente de Ningxia arranca en 1984, cuando el gobierno comenzó a plantar viñedos de manera masiva, luego de diversos estudios llevados a cabo para encontrar las mejores zonas para este cultivo.
Lo cierto es que Ningxia no es una zona para nada fácil. Es una región ultra árida, que tiene algunos puntos de contacto con Mendoza. Pero se respira un clima un poco más hostil: en general, durante la primavera y el verano, la zona de viñedos se caracteriza por los días claros y soleados, lo que garantiza una buena sanidad de las uvas. Pero, hablando de extremos, la temperatura puede superar los 32 grados en verano.
El problema se da durante el invierno, cuando desciende hasta los -30 grados centígrados. Este frío extremo genera la primera particularidad de los viñedos de la zona: todas las bodegas deben cubrir los viñedos con una capa de tierra de unos 60 centímetros, para evitar que se congelen.
En general, lo hacen con máquinas. Los viñedos, de hecho, están preparados para el trabajo mecanizado. Es un espectáculo que no se ve en ninguna zona de la Argentina: cuatro o cinco tractores, pasando a toda velocidad entre las filas, removiendo la tierra y arrojándola sobre los viñedos, hasta lograr el espesor necesario para evitar que las plantas mueran. Es, sin dudas, una vitivinicultura heróica.
Este proceso lo inician en noviembre, antes de la llegada del crudo invierno. Justo en Chateau Moser, cuando iProfesional visitó la bodega, los operarios estaban en pleno proceso de cobertura de los viñedos. Chateau Moser es la bodega con más renombre: por fuera luce como una representación de una suerte de palacio de aires europeos, si bien por dentro encierra un paseo luminoso y colorido, pensado para entretener a los visitantes de una manera muy particular.
No es fortuito el uso de la palabra "chateau". La influencia francesa responde no solo a la presencia de flying winemakers que desde hace años asesoran a los productores locales. En ese país también existe una gran fascinación por el charme francés, por sus vinos y por su historia.
Las etiquetas de los grandes chateau franceses son ultra codiciados por los consumidores chinos de alto poder adquisitivo. Y ese aspiracional se respira en cada centímetro de la vitivinicultura china.
De hecho, de las casi 40.000 hectáreas que se trabajan en Ningxia, cerca del 50% está plantada con uvas Cabernet Sauvignon. Entre las variedades clave también figuran Merlot, Cabernet Franc, Syrah, Petit Verdot, Chardonnay y Sauvignon Blanc.
Primer vino de alta gama chino vendido en Argentina
Chateau Moser es propiedad de Changyu Pioneer Wine Company, el mayor productor de vino de China y mayor distribución en el ámbito vinícola mundial ocupando el primer puesto en ventas y valor de marca. La compañía, fundada a fines del siglo XIX y pionera en la industria vitivinícola del gigante asiático, posee hoy 14 chateau y 21 bodegas en diferentes zonas de Francia, España y Chile, además de China. Lo interesante es que Changyu Pioneer Wine Company hace 20 años tiene un vínculo comercial con bodega San Huberto en Argentina que, como parte de ese acuerdo, por primera vez venderá en la Argentina un vino de alta gama chino.
Cuánto cuesta el vino chino de alta gama
"Hoy Changyu desembarca en Argentina, de la mano de Bodegas San Huberto, quien produce vinos en Argentina y los distribuye en ambos países. Su gran ejemplar Chateau Changyu Moser XV 2017, es un varietal de Cabernet Sauvignon, fiel reflejo de la cepa tinta más utilizada para la elaboración de vinos en China", destacaron desde la bodega Argentina.
"Chateau Changyu Moser XV 2017, proviene de los viñedos ubicados en el piedemonte oriental de Helan en la región de Ningxia. Su cosecha es manual, con selección de granos. Fermenta en pequeños tanques de 20 toneladas y luego el 70-80% del volumen fermenta en barricas de roble de segundo uso por 18-24 meses. Su crianza es de 6 meses en botella", agregaron desde San Huberto sobre esta etiqueta que se comercializa en la Argentina a un precio sugerido de $40.000 la botella.
En diálogo con Leonardo Spadone, CEO de la bodega, explicó que "con Changyu tenemos una relación de más de 20 años, en la época en que comenzamos a viajar a China, compramos una bodega y montamos una oficina. Nuestro objetivo principal era vender vinos argentinos en ese país y entablamos una relación comercial, a punto tal que actualmente les hacemos un vino en exclusivo, para que ellos distribuyan en China".
"A partir de esa relación, surgió la idea de importar un vino de China y venderlo en la Argentina. En un comienzo, estábamos un poco escépticos, hasta que hace un par de años comenzamos a evaluar más seriamente esa posibilidad. En ese entonces, comenzamos a degustar diferentes etiquetas hasta que encontramos el vino que pensamos que mejor puede funcionar para este mercado. En esta primera etapa trajimos unas 100 cajas, con una venta más enfocada en vinotecas, tiendas online y restaurantes de alta gama", agregó.
Y señaló "Consideramos que es un producto diferente, único, no hay antecedentes de que se haya importado y vendido un vino de alta gama chino en la Argentina. El 99% del vino que se vende en el país es nacional. Y todo lo que hay de importado, lo poquito que hay, es francés, italiano, español y no mucho más. Así que somos optimistas".
FUENTE:
www.iprofesional.com